«Estamos en un momento decisivo». La gira europea del jefe de la diplomacia de EEUU, Antony Blinken, ha dado sus frutos en Berlín. Estados Unidos y las principales potencias europeas están uniendo sus fuerzas para frenar a Rusia. Este viernes Blinken se ve en Ginebra con Serguei Lavrov, ministro ruso de Exteriores, en un último intento por evitar la invasión de Ucrania. De momento las conversaciones con el Kremlin no han hecho que cambie un ápice su posición. Rusia considera una agresión que Ucrania se incline hacia Occidente y busque protección, y EEUU y la OTAN defienden la soberanía territorial ucraniana.
«Si las fuerzas militares rusas traspasan la frontera ucraniana» en un acto de agresión, Estados Unidos y sus aliados responderán de forma «unida, rápida y contundente», ha asegurado el secretario de Estado de EEUU en Berlín horas antes de su encuentro con Lavrov.
Blinken se ha reunido en Berlín con el canciller, Olaf Scholz, que tiene en su mano presionar a Moscú con el gasoducto Nord Stream 2. También se ha visto con la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, y diplomáticos de Francia y el Reino Unido. Washington buscaba unidad y ha visto avances sustanciales.
Justo la víspera del primer aniversario de su toma de posesión, el presidente de EEUU, Joe Biden, dio por hecho que habrá invasión. Su única duda es el alcance de la agresión. Si fuera de alcance menor, tendría una respuesta limitada. «Pero si realmente hacen los que son capaces de hacer… será un desastre para Rusia», dijo Biden. «Es muy importante que todos los aliados estemos en el mismo barco», añadió.
La alusión a un ataque «de alcance menor» hizo saltar las alarmas en Kiev. El presidente, Volodomyr Zelensky, dijo en la cuenta de Twitter que «no hay incursiones menores ni naciones menores… igual que no hay heridas menores ni penas pequeñas cuando perdemos a nuestros seres queridos… Lo digo como presidente de un gran…