El ultraconservador presidente estadounidense ha revelado su intención de firmar una orden ejecutiva que ordene al Departamento de Defensa y al Departamento de Seguridad Nacional que preparen instalaciones de detención en la Bahía de Guantánamo para inmigrantes indocumentados. Según la información publicada por Politico, Donald Trump declaró que los «extranjeros ilegales criminales más peligrosos» serían trasladados a Guantánamo.
La orden ejecutiva, que Trump planea firmar el miércoles, propone la construcción de 30 000 espacios de detención en la base naval estadounidense en Cuba.
«No confiamos en que algunos de estos países los retengan», dijo Trump, ilustrando el enfoque de línea dura de su administración hacia la inmigración. «Así que los vamos a enviar a Guantánamo», añadió, describiendo las instalaciones como «un lugar del que es prácticamente imposible escapar», según Politico.
Estos comentarios se hicieron justo antes de la firma de la Ley Laken Riley, una ley de inmigración restrictiva que obtuvo el apoyo de algunos demócratas y que marca la primera ley firmada durante el segundo mandato de Trump.
Tras la firma, Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, confirmó a los medios de comunicación que los preparativos en Guantánamo ya estaban en marcha. «Ya estamos trabajando», dijo Noem. «La construcción está en curso». Aclaró que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se encargaría de gestionar el centro y que los detenidos serían trasladados allí directamente.
El uso de Guantánamo para detener a inmigrantes no es algo sin precedentes.
Estados Unidos alojó allí a refugiados haitianos y cubanos en la década de 1990 en el marco de políticas humanitarias de emergencia. Sin embargo, las administraciones anteriores enmarcaron estas medidas como soluciones temporales en lugar de disuasorias permanentes. El enfoque de Trump, por el contrario, se posiciona claramente como una dura represión de la inmigración indocumentada, según Politico.
Las autoridades cubanas han condenado enérgicamente la iniciativa.
El presidente Miguel Díaz-Canel condenó firmemente el plan, calificándolo de «acto de brutalidad sin precedentes», mientras que el ministro de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, criticó a Estados Unidos por su «flagrante desprecio por los derechos humanos y el derecho internacional».
El Pentágono aún no ha emitido una confirmación oficial sobre las directivas relacionadas con la orden ejecutiva.
Una fuente de la administración, que habló de forma anónima con Politico, indicó que el secretario de Defensa no había emitido ninguna directiva para comenzar a trabajar en la base. La Casa Blanca también guarda silencio sobre los detalles específicos y el calendario de la orden ejecutiva, según el informe inicial de Politico.
La base naval de Guantánamo, que se extiende a lo largo de 116 kilómetros cuadrados en el sureste de Cuba, ha estado bajo jurisdicción estadounidense desde 1903. Además de servir como prisión militar —donde la población de detenidos se había reducido a 15 bajo la administración Biden—, la base desempeña un papel clave en la seguridad marítima, los esfuerzos humanitarios y las operaciones militares conjuntas.
A medida que la administración avanza con este controvertido proyecto, quedan muchas preguntas sobre las implicaciones legales, logísticas y humanitarias de transformar la Bahía de Guantánamo en un centro de detención a gran escala para inmigrantes indocumentados. Noem aclaró que el Congreso tendría la última palabra sobre la asignación presupuestaria necesaria para la ampliación del centro.
En medio de probables desafíos legales y crecientes críticas internacionales, la orden ejecutiva de Trump está destinada a provocar un gran debate sobre la política de inmigración de EE. UU. y el respeto a los derechos humanos.