El agravamiento de la crisis política y de seguridad en Haití está provocando un aumento del número de desplazados en todas las regiones.
En las últimas semanas, el fuerte aumento de la inseguridad y la violencia ha provocado un importante éxodo de personas, con informes de un preocupante aumento del número de desplazados que buscan refugio a medida que se agrava la crisis.
Entre el 8 y el 27 de marzo, un total de 53.125 personas huyeron de sus hogares en el área metropolitana de Puerto Príncipe, según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Este repentino y significativo movimiento de personas pone de relieve la urgente necesidad de una acción inmediata y de medidas de respuesta eficaces para hacer frente a la creciente crisis humanitaria en Haití”, afirma la OIM en su último informe sobre Haití.
Un impresionante 61% de la población desplazada ha optado por emigrar a los departamentos de Grande’Anse, Sud, Nippes y Sud-Est.
Estas regiones, que ya se enfrentaban a una afluencia de desplazados en los últimos meses, tienen que hacer frente ahora a una mayor presión sobre unos recursos limitados y unas infraestructuras bajo presión, lamenta la organización internacional para las migraciones.
La crisis de los desplazamientos plantea múltiples retos, no sólo para los desplazados, sino también para las comunidades de acogida de las provincias afectadas.
La escasez de recursos y la inadecuación de las infraestructuras no hacen sino agravar unas circunstancias ya de por sí terribles, según la organización, lo que subraya la necesidad crucial de intervenciones de apoyo rápidas y sustanciales.
En respuesta a esta emergencia humanitaria, la OIM considera esencial dar prioridad a las medidas de seguridad en las regiones afectadas.
Reforzar los protocolos de seguridad y promover la estabilidad puede ayudar a reducir la necesidad de que las personas abandonen sus hogares en busca de seguridad.
La agencia de la ONU también ha hecho un llamamiento para que se lleven a cabo iniciativas específicas de desarrollo de infraestructuras y se asignen mejor los recursos esenciales para reforzar la capacidad de las provincias de acoger la creciente afluencia de personas desplazadas.
La OIM considera que la colaboración y coordinación efectivas entre los organismos gubernamentales, las organizaciones humanitarias y las comunidades locales son esenciales para hacer frente a los numerosos retos que plantea la crisis de los desplazados. Al poner en común sus recursos y pericia y aplicar estrategias de respuesta coherentes, las partes interesadas pueden esforzarse por mitigar los efectos adversos de la crisis y salvaguardar el bienestar de los afectados.
A medida que evolucione la situación, los mecanismos sostenibles de seguimiento y apoyo abordarán las necesidades cambiantes de las poblaciones desplazadas y reforzarán la capacidad de recuperación de las comunidades afectadas. Mediante esfuerzos concertados y la acción colectiva, se espera poder mitigar los efectos negativos de la crisis, allanando el camino hacia un futuro más seguro para todos los afectados por el desplazamiento.