Según los expertos de la ONU, algunas de las bandas de Haití poseen mayores arsenales que la policía, lo que alimenta su crecimiento al hacerse “más fuertes, más ricas y más autónomas”. Esta preocupante tendencia revela el creciente poder de los grupos criminales en el país, alimentado por el tráfico de armas.
Algunas bandas haitianas tienen arsenales más grandes que la policía, ya que los grupos criminales se hacen “más fuertes, más ricos y más autónomos” utilizando el tráfico de armas para alimentar su crecimiento, según los expertos de la ONU.
Esta situación ha sumido a la nación caribeña en una crisis política y humanitaria permanente y sin precedentes.
Actualmente, existen “niveles de anarquía sin precedentes”, declaró a la agencia de noticias de la ONU Sylvie Bertrand, representante regional de la ONUDD.
Desde AK-47 rusos hasta AR-15 estadounidenses y fusiles de asalto Galil israelíes, un comercio de armas cada vez más sofisticado se ha apoderado de Haití desde 2021, afirmó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en su último informe sobre el comercio ilegal de armas en Haití.
Muchas de estas armas ilegales están detrás de los recientes informes sobre ataques aleatorios de francotiradores, saqueos masivos, secuestros y ataques a prisiones para liberar a miles de detenidos, lo que ha provocado el desplazamiento de más de 362.000 haitianos que huyen de la violencia, según la ONU en un informe publicado el sábado en su página web.
Según Robert Muggah, experto independiente y autor de “Haiti’s Criminal Markets”, ciertas bandas utilizan el tráfico de armas para extender su influencia y reivindicar lugares (zonas) estratégicos, lo que obstaculiza los esfuerzos para frenar la entrada ilegal de un número creciente de armas.
“La situación en Haití es muy desconcertante y preocupante, probablemente la peor que he visto en más de 20 años de trabajo en el país”, declaró Muggah.
Traficadas principalmente desde Estados Unidos, estos “arsenales letales” hacen que las bandas dispongan de “una potencia de fuego superior a la de la policía nacional haitiana”, según el grupo de expertos de la ONU encargado de supervisar las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad a Haití en 2022, ante el agravamiento de la violencia armada de las bandas.
El problema es que cuantas más armas entran, más extienden las bandas su control sobre puntos estratégicos como puertos y carreteras, lo que hace aún más difícil para las autoridades impedir el tráfico de armas”, explicó Bertrand, de la ONUDD.
Algunas de las consecuencias de la violencia endémica de las bandas son evidentes en Haití.
Según un análisis respaldado por la ONU, casi la mitad de los 11,7 millones de ciudadanos de Haití necesitan ayuda alimentaria, y continúan los desplazamientos masivos de personas que huyen de sus hogares en busca de seguridad.
Los hospitales informan de un fuerte aumento del número de muertos y heridos de bala.
“El creciente número de armas en circulación y la modernización de los arsenales están repercutiendo en la letalidad y gravedad de las heridas infligidas”, declaró el personal médico haitiano al grupo de expertos de la ONU.
Se calcula que entre 150 y 200 grupos armados operan actualmente en Haití, país que comparte la isla de La Española con la República Dominicana, afirmó Muggah, experto independiente en seguridad y desarrollo.
En la actualidad hay unas 23 bandas que operan en el área metropolitana de Puerto Príncipe, divididas en dos grandes coaliciones: G-Pèp, liderada por Gabriel Jean Pierre, conocido como Ti Gabriel, y G9 Familia y Aliados, liderada por Jimmy Chérizier, conocido como Barbacoa, según los expertos de la ONU que analizaron la situación en Haití.
En los últimos meses, las dos facciones rivales han unido sus fuerzas “en ataques coordinados” dirigidos contra el aeropuerto, el Palacio Nacional, el Teatro Nacional, hospitales, escuelas, comisarías, aduanas y puertos, “forzando así su voluntad y extendiendo su territorio”, explicaron.
“De hecho, las bandas controlan zonas muy estratégicas de la capital y las principales carreteras que unen Puerto Príncipe con los puertos y las fronteras terrestres, así como las ciudades y las zonas costeras, donde tiene lugar gran parte del tráfico”, afirmó Muggah.
El tráfico de armas es un negocio muy lucrativo, incluso en pequeñas cantidades, porque la demanda de armas es cada vez mayor y los precios son elevados, señaló el grupo de expertos, citando como ejemplo un fusil semiautomático de 5,56 mm que cuesta unos cientos de dólares en Estados Unidos y se vende regularmente por entre 5.000 y 8.000 dólares en Haití.
Los expertos también señalaron la presencia de “armas fantasma”, que son fabricadas por particulares con relativa facilidad mediante la compra de piezas de recambio por Internet, evitando así los procesos de control que se aplican a las armas de fuego fabricadas en fábrica. Estas armas no están serializadas y, por tanto, no pueden rastrearse.
Según el informe de la ONUDD, un pequeño número de bandas haitianas están altamente especializadas en la adquisición, almacenamiento y distribución de armas y munición.
La mayor parte de las armas de fuego y municiones introducidas en Haití, directamente o a través de otro país, proceden de Estados Unidos”, afirma Bertrand, de la ONUDD, quien añade que las armas y balas se compran generalmente en puntos de venta autorizados, ferias de armas o casas de empeño, y se envían por vía marítima.
También han surgido sospechas sobre operaciones ilegales que implican vuelos no registrados y pequeños aeropuertos a lo largo de la costa sur de Florida, así como la presencia de pistas de aterrizaje clandestinas en Haití, añadió.
La ONUDD ha identificado cuatro rutas de tráfico que utilizan las porosas fronteras de Haití, dos desde Florida a través de buques de carga hacia Puerto Príncipe y hacia las costas norte y oeste a través de Turcas y Caicos y las Bahamas, y otras a través de buques portacontenedores, barcos de pesca, barcazas o pequeñas aeronaves que llegan a la ciudad norteña.
La comunidad internacional tiene un papel crucial que desempeñar para hacer frente a esta crisis, señala la ONU en su informe, subrayando la necesidad de estabilizar la seguridad en Haití y apoyar a la Policía Nacional haitiana. El refuerzo de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley debe ser una prioridad, según Naciones Unidas, que espera que la futura misión multinacional de apoyo a la seguridad encargada por su Consejo de Seguridad aporte una ayuda esencial en este sentido.
El organismo multinacional aprovechó la ocasión para llamar la atención de la comunidad internacional sobre la necesidad de redoblar sus esfuerzos para apoyar a Haití y contribuir a estabilizar la situación de seguridad para evitar que Haití se hunda aún más en el caos.