La pandemia de COVID-19 ha tenido un “efecto devastador” en la salud mental en el continente americano, admitió hace pocos días la Organización Panamericana de la Salud. Una situación que se replica a nivel mundial.
La crisis sanitaria mundial surgida en Wuhan, China hace más de dos años además de los 318 millones de personas infectadas y 5,5 millones fallecidas, trajo consigo muchos más millones de problemas mentales en el mundo. De hecho, uno de los diagnósticos más frecuentes es el trastorno de ansiedad fóbica, miedo, angustia y depresión. Además de estos trastornos sociales, expertos identifican una nueva situación traumática en quienes tiene miedo a infectarse y la definen como “coronafobia”.
El increíble incremento de contagios que vive el mundo en la actualidad, con récord de casos positivos en varios países en los últimos días, creó una ansiedad excesiva a contraer el COVID-19.
La última edición de Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM V) define estos trastornos como la aparición de miedo o ansiedad intensa, inmediata (casi siempre) y desproporcionada ante objetos o situaciones específicas que, de forma general, no serían consideradas peligrosas y que, además, el paciente intenta evitar o resistir activamente.
Así, los individuos con este miedo extremo tienden a experimentar un conjunto de síntomas fisiológicos desagradables desencadenados por pensamientos o información relacionada con esta enfermedad. Esta fobia es realmente incapacitante en la medida en que está fuertemente relacionada con el deterioro funcional y la angustia psicológica y, por tanto, tiene importantes implicaciones para el bienestar mental. Asimismo, relacionado con el miedo excesivo al contagio, es destacable el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), otra alteración relacionada con la ansiedad cuyos síntomas pueden verse exacerbados en el contexto del covid-19.
“Esta emergencia de salud, no hace sino agrandar el…