En su audiencia de confirmación para el puesto de 71ᵉ Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, senador republicano por Florida, pintó un cuadro alarmante de las crisis que sacuden a Haití y a otros países del hemisferio occidental.
Basándose en su profundo conocimiento de los problemas geopolíticos de la región, expresó su especial preocupación por Haití, al tiempo que abordó las situaciones de Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras naciones afectadas por crisis políticas y humanitarias.
Sus declaraciones revelaron una ambiciosa agenda para realinear la política exterior estadounidense con las prioridades internas y promover la estabilidad en la región, según el senador por Florida.
Haití: un país al borde del caos
Marco Rubio dedicó gran parte de su discurso a Haití, calificando la situación de «globalmente compleja» y subrayando que el problema fundamental radica en la falta de legitimidad de las autoridades.
El congresista estadounidense mencionó específicamente al líder del movimiento criminal apodado «Barbacoa», a quien describió como una de las personas más peligrosas de la región. «Cuando la persona más poderosa de un estado es apodada Barbacoa, eso no es bueno», dijo, refiriéndose a Jimmy Chérizier, que se ha convertido en un símbolo de la anarquía que reina en el país.
Según Rubio, las bandas armadas han desestabilizado Haití hasta el punto de amenazar también a la República Dominicana y alimentar la presión migratoria sobre Estados Unidos y otros países de la región. «La estabilidad y la seguridad son los requisitos previos para cualquier solución duradera», afirmó, subrayando la necesidad de una coalición internacional para restablecer el orden.
Celebró la llegada de fuerzas extranjeras, entre ellas las de Kenia, para contribuir a este esfuerzo, pero subrayó que no podía tratarse de una solución puramente estadounidense.
Venezuela: una crisis humanitaria y geopolítica
El senador también criticó la política de la administración Biden hacia Venezuela, a la que acusó de haber sido «engañada» por el presidente Nicolás Maduro. Rubio señaló que Maduro había utilizado las promesas electorales como palanca para obtener concesiones de Washington, mientras seguía gobernando como «una organización de narcotraficantes».
La crisis venezolana, marcada por el éxodo de millones de sus ciudadanos, representa un triple desafío para Estados Unidos: humanitario, migratorio y de seguridad. Rubio denunció la creciente presencia de Rusia e Irán en Venezuela, citando las fábricas de drones iraníes en construcción y la concesión de pasaportes a agentes de Hezbolá como amenazas directas a la seguridad nacional estadounidense.
Cuba: un régimen en crisis
El senador criticó ampliamente la situación en Cuba, afirmando que el régimen comunista se basa en un sistema económico corrupto e ineficaz. Señaló con el dedo a la empresa militar GAESA, que controla la economía cubana mientras acumula miles de millones de dólares. Rubio deploró la decisión de la administración Biden de levantar ciertas sanciones contra GAESA, que en su opinión sólo enriquece al régimen a expensas del pueblo cubano.
A pesar de los cortes de electricidad, las deplorables condiciones económicas y el éxodo masivo de jóvenes cubanos, Rubio cree que el régimen sigue favoreciendo el control frente a una auténtica apertura. «Los cubanos tienen derecho al empoderamiento económico y político que prácticamente todos los demás pueblos de la región han experimentado», declaró.
Nicaragua: democracia destruida
Rubio describió la situación en Nicaragua como «muy extraña», destacando las acciones represivas del régimen sandinista liderado por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Señaló que los sandinistas habían declarado la guerra a la Iglesia católica y modificado la Constitución para consolidar una dinastía familiar en el poder.
Además de la represión interna, Rubio identificó tres implicaciones principales para Estados Unidos:
- Presión migratoria.
- El uso de Nicaragua como punto de entrada sin visado para los emigrantes que se dirigen a Estados Unidos.
- La instalación de bases militares rusas en el hemisferio occidental.
Estos acontecimientos, advirtió, representan una amenaza directa para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Su visión del Departamento de Estado
De ser confirmado, Marco Rubio pretende devolver al Departamento de Estado un papel central en la política exterior estadounidense. «El Departamento de Estado está lleno de gente con talento que no está siendo plenamente utilizada», dijo, lamentando que su influencia haya disminuido en favor de otras agencias.
Rubio pidió una actuación más rápida y eficaz para que el departamento vuelva a ser relevante en la toma de decisiones. «Tenemos que estar en esa mesa cuando se toman las decisiones», insistió, añadiendo que el éxito se mediría por la seguridad y la prosperidad del pueblo estadounidense.
A Marco Rubio, influyente miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, se le atribuye un profundo conocimiento de la situación en el hemisferio occidental y otras regiones.
Aunque el senador está mostrando cierta disposición a facilitar una solución a la crisis en la región, la tarea puede no ser tan fácil dada la posición de su jefe, que nunca ha perdido la oportunidad de expresar su odio hacia Haití y otros países de la región.
Aunque Trump ya ha anunciado el nombramiento de embajadores en varios países e instituciones multinacionales, aún no ha nombrado a la persona que sustituirá a Dennis B. Hankins como embajador en Haití. Hankins como embajador de EE.UU. en Haití. Este nombramiento podría ser un indicador clave del enfoque que Washington adoptará hacia Haití en los próximos años.