De acuerdo con el sociólogo francés François Dubet, la justicia social se entiende hoy en día bajo el paradigma de la “igualdad de oportunidades”, pero este paradigma es meritocrático e individualista, y, por lo tanto, no pone en entredicho las grandes desigualdades socioeconómicas en tanto éstas no estén determinadas por desigualdades en el punto de partida.
“Este paradigma, que se articula mejor con la racionalidad neoliberal dominante, ha sustituido otro paradigma que en términos históricos le antecedió y que estaba vinculado a la idea del ‘estado de bienestar’: el paradigma de la ‘igualdad de posiciones’. Éste buscaba, con mecanismos redistributivos de la riqueza, reducir significativamente las desigualdades entre las diferentes posiciones dentro de la estructura social (por ejemplo, entre los obreros y los empresarios). Ello daba pie, en una forma más extensa aunque siempre limitada, a lo que bajo el paradigma de la ‘igualdad de oportunidades’ se pretende actualmente con nulo éxito: la movilidad social”, explica Vicente Moctezuma Mendoza, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Durante el siglo XX, el comunismo y el socialismo, principalmente, cuestionaron que el mercado, caracterizado por la competencia, la libertad de empresa y los intereses privados orientados a la maximización de las ganancias fuera compatible con la justicia social en términos socioeconómicos y político-democráticos.
“En cambio, el neoliberalismo ha sido exitoso en crear la falaz idea de que no hay alternativa al imperio de los mercados y que cuando éstos operan libremente, sin injerencias estatales y de colectivos sociales, son instrumentos óptimos para el desarrollo socioeconómico y la satisfacción de las necesidades sociales”, añade Moctezuma Mendoza.
En opinión del investigador universitario, otro ámbito donde…