Está recién aterrizado, pues aunque su nombramiento como director del teatro López de Ayala de Badajoz se hizo público hace más de un mes, no ha sido oficial hasta que no se ha publicado en el DOE el 31 de diciembre. Willy López (Badajoz, 1978) apenas ha tenido tiempo de hacer suyo el despacho que durante más de un cuarto de siglo ocupó su antecesor, el dramaturgo Miguel Murillo, que se jubiló en agosto. Sobre la mesa tiene prácticamente todo lo que necesita: un bote con decenas de lápices afilados (dice que son una manía), su portátil y un libro de teatro de Juan Mayorga. Aún no ha colgado una foto en blanco y negro firmada por su amigo el fotógrafo Félix Méndez ni un dibujo de Jesús Martínez Flores. Tiempo habrá.
Cuando fue nombrado no existían fotos suyas para ilustrar la noticia. «Forma parte del cambio. Parece anecdótico, pero no tener fotos mías significa que he estado detrás de todo esto, trabajando para la cultura e intentado gestar proyectos». Willy López ha desarrollado su carrera profesional en el sector de la cultura y la comunicación. No puede sentirse un extraño en esta nueva etapa. «Esto es una historia de cuento. Por motivos familiares me crie prácticamente en un cine, el Conquistadores, y la administradora, que era mi tía, llevaba también el cine Menacho y el López de Ayala, yo he pisado estos espacios desde pequeño». Además en su casa siempre ha habido libros de autores extremeños y también está la vinculación por el trabajo de su padre Ángel Luis López, ‘el Lati’, que fue director regional de la Ser.
Ahora Willy López es el director de un lugar que reconoce. El López de Ayala «es un sitio donde paso y he pasado muchas horas, pero no para dirigirlo, vienes para trabajar, a escuchar conciertos, a ver teatro,…