Este monumental libro analiza los entresijos del sistema de la Flota de Indias, que estuvo vigente durante casi dos siglos y medio en los que demostró su efectividad y se elevó como uno de los grandes hitos logísticos de su tiempo. El trayecto, que se efectuaba dos veces al año, temía como punto de partida Sanlúcar de Barrameda, donde la flota realizaba las últimas inspecciones, y desde allí partía hacia La Gomera, en las islas Canarias. Tras la aguada (recoger agua en tierra), la escuadra conformada por unas 30 barcos navegaba entre veinte y treinta días, en función de las condiciones climáticas, hasta las islas Dominica o Martinica (Centroamérica) donde se reponían los suministros. Desde allí cada barco se repartía hacia su puerto de destino.
El objetivo era que ningún barco se desviara de su rumbo y que las grandes remesas de plata y oro cruzaran intactas el Atlántico. Para ello fue necesario una estructura «única en el mundo» y si se quiere…