El Gobierno ha declarado el 12 de enero día de conmemoración y reflexión en honor a las víctimas del mortífero terremoto de 2010.
La bandera nacional ondeará a media asta en todos los edificios públicos y las discotecas y otros lugares apropiados permanecerán cerrados.
Se anima a las emisoras de radio y televisión a poner música para la ocasión.
Las secuelas del terremoto de 2010 aún son visibles.
Varios edificios dañados o destruidos no han sido reconstruidos o reparados hasta la fecha, especialmente en la capital. La gente sigue viviendo en refugios temporales y los familiares siguen recuperándose de la pérdida de sus seres queridos, mientras que algunas personas viven con discapacidades causadas por el terremoto.
Lo peor es que no se han tomado medidas reales para evitar que se repita el macabro escenario de 2010. El respeto de las normas antisísmicas en la construcción de edificios públicos y privados sigue siendo, en general, una ilusión.
La pérdida de vidas humanas y los considerables daños materiales causados por el terremoto del 14 de agosto en el Gran Sur así lo atestiguan.
A día de hoy, las familias están a la espera de ser realojadas y siguen esperando obtener las ayudas prometidas por el gobierno, que se encuentra inmerso en una crisis multidimensional agravada por los recientes acontecimientos en la investigación del asesinato de Jovenel Moïse.