Carta abierta al Presidente Luis Abinader y a su Gobierno

Carta abierta al Presidente Luis Abinader y a su Gobierno
Estimado Sr. Presidente,
Mi enfoque al enviarle esta carta abierta puede parecer inapropiado, ya que no soy su homólogo haitiano. Pero como no existe tal persona, y como no se escucha ninguna voz del gobierno de facto en Haití sobre el maltrato a los nacionales haitianos (legales o no) en su país, he decidido informarle de la indignación de los ciudadanos haitianos tanto en la República Dominicana como en Haití.
Señor Presidente, estas acciones repugnantes de los militares y agentes de inmigración en su país son una prueba de la rara incompetencia humana del pueblo dominicano al más alto nivel.
Todos los pueblos del mundo comprenden con pesar que en tiempos de crisis o de situaciones socioeconómicas difíciles, los inmigrantes ilegales llegan a sus territorios. Pero sólo el pueblo y el gobierno dominicanos actúan con tanta insensatez.
Esto se ve agravado por el hecho de que la República Dominicana está dirigida por un presidente que estudió en una de las más grandes universidades estadounidenses pero que, desgraciadamente, no parece ser capaz de abordar científicamente los problemas de la inmigración y la noción de solidaridad entre los dos pueblos de la isla.
No quiero arrogarme el derecho de cuestionar la calidad de la enseñanza en la Universidad de Havard, sino sus logros académicos y humanitarios.
Sería negligente, Sr. Presidente, si no le recordara que a pesar de la distorsión que las acciones malsanas de su gobierno hacia los inmigrantes haitianos provocan entre los dos pueblos, los cientos de prostitutas dominicanas que se encuentran en territorio haitiano en busca de oportunidades en el sector del turismo sexual no son objeto de ninguna represalia o acto lamentable.
Esto atestigua el civismo y la alta competencia humana de las personas a las que humilla por sus difíciles condiciones de vida.
Espero que instruya a la inmigración dominicana para que deporten a los inmigrantes ilegales haitianos sin afectar su dignidad humana ni sus derechos fundamentales.
Daniel LORISTON
Periodista, empresario
Investigador de Derecho