La defensa del manglar en la laguna del Carpintero, sentó bases en la justicia ambiental de México y Latinoamérica, pues antes de esa lucha los jueces desestimaban las demandas de amparo, bajo el argumento de que ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil carecían de interés legítimo al no acreditar una afectación directa al ecosistema o a su salud.
El caso dejó huella al abrir la puerta a los ciudadanos para que la justicia reconozca su legítimo derecho a un medio ambiente sano, ya que su resolución generó tesis y jurisprudencia en la materia, lo que ha sido reconocido por expertos del derecho internacional.
Hilda Gómez Gómez, abogada tampiqueña que asumió la defensa de los manglares ubicados en el pulmón ecológico de la ciudad, destaca que hoy cualquier habitante de nuestro país, puede promover un juicio de amparo en materia ambiental y es obligación de los juzgadores entrar al análisis del tema.
Especie vital para todos
Los manglares son una especie vital para todos. Y es que de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), estos brindan una gran variedad de servicios ambientales. La jurista explica que dichos servicios están contemplados por su enorme importancia en la Norma Oficial Mexicana NOM-022-SEMARNAT 2003 y la especie se encuentra sujeta a protección ambiental en la NOM-059-SEMARNAT-2010, ambas de observancia obligatoria.
“Sin embargo, resultaba lamentable que en casi la totalidad de los casos de daño a estos ecosistemas, los jueces que conocían de las demandas de amparo para su protección las desestimaban casi en forma automática”.
Ellos argumentaban que las personas u organizaciones de la sociedad civil que acudían a presentar dichas demandas, carecían de interés jurídico o legítimo para reclamar su cuidado, conservación o restauración.
Menciona la abogada que el caso de la tala ilegal del manglar, relleno, compactación y fragmentación del humedal de la…