Una espantosa masacre en la capital haitiana, Puerto Príncipe, dejó casi 200 muertos este fin de semana. Casi todas las víctimas eran ancianos.
Según los primeros informes, los seguidores del vudú fueron el blanco específico de la tragedia, ocurrida en la localidad de Warf Jérémie, en la comuna de Cité Soleil, al norte de Puerto Príncipe.
El Comité para la Paz y el Desarrollo (CPD), una destacada organización de la sociedad civil, informa de que al menos 180 personas fueron asesinadas bajo las órdenes de un poderoso jefe de banda, Micanor Altès, alias Wa Mikanò, que operaba en la zona de Warf Jérémie, en Cité Soleil. El jefe de la banda creía que la enfermedad de su hijo estaba causada por ancianos acusados a menudo de brujería (hombres lobo).
La CPD reveló que el jefe de la banda acusaba a ancianos y seguidores del vudú de echar una maldición sobre su hijo. La banda buscaba a las víctimas en sus casas y las llevaba por la fuerza a su bastión para ejecutarlas. «Los soldados de la banda se encargaban de identificar a las víctimas en sus casas y llevarlas a la fortaleza del jefe para ejecutarlas», ha declarado la CPD, según informa The Guardian.
La masacre tuvo lugar el fin de semana en Cité Soleil, un distrito costero de Puerto Príncipe que se ha convertido en un hervidero de actividad de bandas.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, al menos 184 personas murieron en actos de violencia en toda la ciudad durante este periodo. «Estos últimos asesinatos elevan el número de víctimas mortales en Haití este año a la asombrosa cifra de 5.000 personas», declaró Türk en Ginebra.
La mayoría de las víctimas de este ataque tenían más de 60 años. Sin embargo, también murieron personas más jóvenes que intentaban rescatar a otras. «Fuentes fiables de la comunidad informan de que más de cien personas fueron masacradas, sus cuerpos mutilados y quemados en la calle», añadió el CPD.
Como es habitual, el gobierno de transición, formado por nueve presidentes, aún no ha dicho una palabra sobre esta tragedia.
Haití lleva mucho tiempo plagado de inestabilidad, pero la situación ha empeorado considerablemente en los últimos años. Las bandas controlan ahora alrededor del 80% de Puerto Príncipe, dejando a los residentes a merced de una violencia extrema.
A pesar de la misión de apoyo policial dirigida por Kenia y respaldada por Naciones Unidas y Estados Unidos, la actividad de las bandas sigue aumentando. Los esfuerzos por restablecer la seguridad y la estabilidad en el país siguen teniendo una eficacia limitada, lo que pone en mayor peligro a millones de haitianos.
La violencia en Haití ha provocado el desplazamiento de más de 700.000 personas, la mitad de las cuales son niños, según cifras de octubre de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
A medida que se amplía el control de las bandas, las zonas de seguridad se reducen y las poblaciones vulnerables dejan de tener acceso a recursos esenciales o a protección.
La comunidad internacional ha condenado la escalada de violencia en Haití, pero siguen sin encontrarse soluciones tangibles. Aunque la iniciativa de la policía keniana ha recibido el apoyo de las Naciones Unidas y de Estados Unidos, su impacto aún no ha sido suficiente para frenar la oleada de control de las bandas.