“El momento que vivimos es extremadamente grave y particularmente decisivo en este punto de inflexión irreversible de nuestra historia”, martillean los obispos católicos al inicio de un comunicado en el que condenan la pasividad de los actores ante la crisis global que carcome al país.
Los prelados subrayan que lo que está en juego es el presente y el futuro, en definitiva, la existencia misma de los haitianos como pueblo y del país como nación y Estado, amenazados por la turbiedad de los dirigentes políticos en particular.
Les piden que tomen decisiones valientes para salvar lo que se puede salvar en el segundo mes del año 2022.
“La CEH se pregunta quién detendrá por fin el descenso a los infiernos, recordando que el pueblo ya no aguanta más porque está cansado, agotado y desgastado por las vicisitudes de la realidad haitiana.
“Está cansada de vivir en condiciones totalmente alienantes, humillantes, inhumanas y deshumanizadas”, resume esta estructura de la Iglesia católica romana, añadiendo que ya no es tiempo de divisiones, desuniones, desacuerdos, discordias, luchas fratricidas por el poder y la búsqueda desenfrenada y descarada de intereses personales, egoístas y mezquinos.
Para los obispos, ha llegado la hora de la unidad, de la unión que hace la fuerza, de la puesta en común de nuestras ideas y esfuerzos, de un consenso nacional y patriótico para sacar definitivamente al país de la profunda crisis que persiste.
Más adelante, los miembros de la CEH creen que ha llegado el momento de salir de nuestra indiferencia, de nuestro letargo, de nuestro miedo a los demás y de unirnos en un despertar moral, patriótico y cívico, antes de que sea demasiado tarde.
Ante la dramática situación en la que está sumido el país, los obispos católicos han vuelto a hacer un llamamiento urgente a todos los protagonistas para encontrar un consenso lo más amplio posible que pueda conducir a una salida definitiva de la crisis.
Invitan y animan a todos los sectores a renunciar decididamente a sus privilegios para salvar el bien común y preservar la integridad del país en peligro. También les instan a trabajar en sinergia, para que el 7 de febrero sea un día de diálogo, consenso y compromiso histórico.
Además, la CEH hizo un llamamiento a los dirigentes para que se restablezcan y consoliden en gran medida el orden, la paz, la seguridad y el respeto a la vida y la propiedad, necesarios para el triunfo del derecho y la justicia.
El clero también se dirigió a los grupos armados, en particular a los secuestradores que siembran impunemente la violencia, el miedo, la muerte, el dolor, la desolación, la angustia y la desesperación en las familias haitianas.
“Les pedimos que depongan las armas, renuncien a la violencia y al secuestro, y dejen de derramar la sangre de sus hermanas y hermanos”, dice el comunicado.