La primera caravana de migrantes hacia Estados Unidos de América salió de Honduras el 15 de enero. Varios centenares de migrantes centroamericanos, entre ellos menores de edad, mujeres y hombres, abandonaron el sábado la Gran Central Metropolitana de San Pedro Sula, en Honduras, en busca de un clima mucho mejor, confirmaron las autoridades y los medios locales.
La conquista del territorio estadounidense sigue siendo su principal objetivo, mientras que el gobierno de Biden no bromea con las leyes sobre migración ilegal buscando reducir drásticamente la creciente ola de refugiados.
Es una verdadera carrera de obstáculos para esta nueva cohorte de migrantes, que tendrá que recorrer más de 2.500 kilómetros de peligrosas carreteras para llegar a la frontera con Estados Unidos.
La primera parada de estas personas necesitadas será en la región conocida como “El Corinto”, situada entre Guatemala y Honduras.
En Guatemala, las autoridades temen la presencia de estos huéspedes principalmente por Covid-19, temiendo por la salud de los ciudadanos.
Sin embargo, el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) ha movilizado agentes para atender a estas personas, que deben tener una prueba de PCR o antígeno negativo.
Los caravaneros continuarán su viaje para establecerse temporalmente en el sur y luego en el norte de México con la esperanza de llegar finalmente a Estados Unidos.
Los activistas de derechos humanos siguen denunciando este tipo de viajes, que ponen en peligro la vida de los migrantes, indicando que los traficantes de personas suelen aprovecharse de la situación para explotarlos, haciéndolos transitar en condiciones infrahumanas, hacinados como sardinas en camiones mal ventilados, informó el corresponsal permanente de ZoomHaitiNews en México.
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