Los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se han reunido este lunes a petición de Estados Unidos para dar una oportunidad diplomática a la crisis de Ucrania. Pero el diálogo se ha convertido en un nuevo cruce de acusaciones entre los principales antagonistas de la escalada de la tensión en el este de Europa, EE UU y Rusia, apenas 24 horas antes de que sus ministros de Exteriores, Antony Blinken y Serguéi Lavrov, aborden la crisis en una nueva conversación telefónica. Rusia ha tildado de farsa la convocatoria e intentado en vano impedir la reunión, con el apoyo de China. “Es un intento de engañar a la comunidad internacional y un ejemplo de diplomacia de megáfono”, ha dicho sobre la reunión el embajador ruso, Vassily Nebenzia. “Imaginen lo incómodos que estarían si tuviesen 100.000 soldados rusos a las puertas de su frontera”, ha replicado la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield. Incluso el presidente Joe Biden se ha pronunciado sobre la cita, reiterando la oferta de diálogo, pero advirtiendo de que Rusia afrontará “graves consecuencias inmediatas” si da un paso más.
EE UU y Rusia han vuelto a esgrimir sus opuestas visiones del conflicto: los estadounidenses, alertando de que la concentración de tropas en la frontera ucrania es la antesala de una invasión y acerca de sus “terribles consecuencias”; los rusos, tildando la convocatoria de escenificación de un caso fabricado por Occidente e instigado por Washington. La embajadora de EE UU ha acusado a Moscú de querer desplegar “30.000 militares” en Bielorrusia, que también comparte frontera con Ucrania. “Tenemos pruebas de que Rusia tiene intención de incrementar su…