Ante la falta de apoyo por parte de la comunidad internacional, el gobierno haitiano estaría recurriendo a mercenarios estadounidenses.
Ya estarían en marcha negociaciones con una empresa reconocida por su implicación en combates contra terroristas en Irak.
En una entrevista exclusiva concedida a Caribbean Television Network (CTN), el exembajador de Estados Unidos en Haití, Luis G. Moreno, ofrece un testimonio contundente sobre las dinámicas políticas, de seguridad y diplomáticas que rodean la crisis haitiana. Allí revela elementos preocupantes: el gobierno de transición haitiano estaría considerando recurrir a mercenarios estadounidenses, algunos de los cuales están vinculados a graves controversias internacionales, con el fin de restablecer la seguridad en un país devastado por las bandas armadas.
Pero, según el diplomático, esta estrategia no solo sería ineficaz, sino también profundamente peligrosa. También acusa a la administración estadounidense de haber instrumentalizado la designación de las bandas haitianas como organizaciones terroristas, no para ayudar a Haití, sino para justificar la expulsión de migrantes haitianos desde territorio estadounidense.
«Creo que el gobierno de transición ha considerado —o todavía considera— contratar contratistas estadounidenses con una reputación cuestionable», afirmó Luis Moreno al inicio de la entrevista.
Según informaciones que circulan en círculos diplomáticos en Washington, las autoridades haitianas habrían iniciado conversaciones con actores del sector privado de seguridad, en particular con Erik Prince, exdirector de la polémica empresa Blackwater.
Esta firma militar privada fue acusada de matar civiles en Irak mientras operaba bajo contrato con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. «Están tratando de contratar a personas que yo calificaría como “sospechosas” (sketchy contractors), y les van a pagar enormes cantidades de dinero. Creo que es un grave error», lamentó el exjefe de misión estadounidense en Haití, quien considera que el pueblo haitiano tendría todas las razones para sentir aún más miedo si estos mercenarios llegaran a ser desplegados en el país.
Estas revelaciones se producen mientras el país atraviesa una inseguridad crónica: grupos armados controlan gran parte de Puerto Príncipe, varias comisarías han sido incendiadas y las instituciones del Estado se han derrumbado. En este contexto, algunos miembros del gobierno de transición consideran que una «solución de fuerza» podría revertir la situación.
Pero para Moreno, la idea de introducir mercenarios en este caos ya explosivo solo agregaría una nueva capa de violencia incontrolable. «Contratar este tipo de fuerzas privadas en un entorno tan frágil es como echarle gasolina al fuego», advirtió.
Recordó que intentos similares en otros países a menudo llevaron a graves violaciones de los derechos humanos, a la pérdida de control por parte de las autoridades y al agravamiento de las tensiones sociales. «Lo que buscan estas compañías privadas no es la paz ni la estabilidad. Lo que buscan son contratos lucrativos.»
El diplomático aboga en cambio por un retorno a soluciones políticas, diplomáticas e institucionales, con un apoyo reforzado —pero mejor supervisado— de la comunidad internacional.
La designación de las bandas como «terroristas»: ¿herramienta geopolítica o manipulación migratoria?
Luis Moreno no se limita a alertar sobre los riesgos internos. También critica con dureza la política de su propio gobierno hacia Haití. En particular, menciona la reciente decisión de Estados Unidos de clasificar a varios jefes de bandas haitianas como terroristas internacionales, una medida que podría haber sido percibida como un gesto de solidaridad frente a la crisis de seguridad.
Pero para el exembajador, esta iniciativa encubre una motivación mucho más cínica:
«Lamento criticar a mis antiguos colegas, pero creo que una de las verdaderas razones detrás de esta designación es ofrecer una justificación jurídica para las expulsiones de migrantes haitianos.»
Al incluir a ciertos grupos haitianos en la lista negra del terrorismo internacional, las autoridades estadounidenses pueden facilitar los procedimientos de expulsión, restringir las solicitudes de asilo y criminalizar más fácilmente a ciertos perfiles de migrantes. «Se les acusa de ser terroristas, como se hace a veces con migrantes salvadoreños o venezolanos. Eso permite eludir ciertas protecciones legales.»
Esta estrategia resulta aún más chocante, según Moreno, dado que el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe está cerrado y que las condiciones de seguridad no permiten un regreso digno y seguro. «¿Cómo se puede siquiera contemplar la expulsión de personas hacia un país donde ni siquiera pueden aterrizar aviones?», cuestionó.
Traza un balance claro sobre la responsabilidad internacional en el agravamiento de la crisis haitiana: «Estados Unidos, Francia, Canadá… les doy una nota F, de “Fracaso”. Han sido más perjudiciales que útiles. Y no creo que eso vaya a mejorar pronto.»
El gobierno haitiano atrapado en sus propias ilusiones
El exdiplomático también sostiene que las autoridades haitianas evaluaron mal las consecuencias de su petición de clasificar a las bandas como organizaciones terroristas.
«La única explicación que veo es que creían que eso presionaría a los estadounidenses o a la comunidad internacional para enviar fuerzas de seguridad a Haití.»
Pero según Moreno, esa estrategia estaba destinada al fracaso desde el inicio. «Me hubiese gustado que me consultaran. Les habría dicho que ese deseo no era realista. Nada bueno podía salir de eso.»
Al contrario, teme que esta maniobra haya profundizado el aislamiento de Haití y haya deteriorado aún más la imagen de su población ante el mundo. Según el diplomático estadounidense, hay un profundo desfase entre las decisiones que toman las élites haitianas e internacionales y las verdaderas necesidades de la población: seguridad, justicia, gobernabilidad democrática y esperanza.
Recurrir a soluciones militares privadas, sumado a una política migratoria hostil, podría hundir aún más al país en la inestabilidad.
«Lo que Haití necesita no es más violencia, sino más solidaridad. Y líderes que piensen en las generaciones futuras, no solo en los contratos del presente», aconsejó quien fue el último en acompañar al expresidente Jean-Bertrand Aristide al Aeropuerto Toussaint Louverture en 2004.
Durante esta entrevista exclusiva, Luis Moreno ofreció todas las explicaciones sobre las circunstancias que rodearon la dimisión y el exilio de Jean-Bertrand Aristide.
El propio exmandatario fue quien pidió salir del país, reveló el diplomático.
La entrevista exclusiva se transmitirá en todas las plataformas de Caribbean Television Network esta noche a las 8 en punto.