Lo explicaba Ignacio Varela hace tres meses en un artículo titulado La derecha es cosa de hombres. Si en España sólo votaran los hombres, la derecha arrasaría. Si sólo votarán las mujeres, ganaría la izquierda por poco. Varela daba un dato más. Son las mujeres, desde los tiempos de Felipe González, las que elección tras elección salvan al PSOE.
Quizá por eso Yolanda Díaz ha acelerado su proceso de conversión en princesa Disney del comunismo Tous. Para hacer digerible entre ellas a una izquierda radical que, con Pablo Iglesias al frente, las ahuyentaba en la misma medida que las ahuyenta Vox. Si Díaz lo consigue, Pedro Sánchez tendrá un problema en 2024.
Yolanda Díaz tiene la mitad del camino recorrido. Los papers pueden convencerte hasta de que el socialismo funciona, pero es la píldora roja de la biología la que hace aflorar la realidad oculta de la política. Y lo que dice la biología es que lo que hace que las mujeres tiendan al conservadurismo proteccionista de la izquierda y los hombres, al riesgo inherente a las políticas procapitalistas de la derecha no es el condicionamiento social sino millones de años de evolución.
[No existe mayor éxito mercadotécnico que el de la izquierda apropiándose de la etiqueta progresismo y encasquetándole a su rival la de conservadurismo cuando la realidad es exactamente la contraria. ¿Desde qué distorsión cognitiva puede considerarse progresista a aquel que pretende redistribuir los beneficios ajenos sin haber arriesgado nada en el envite y conservador a aquel que arriesga su capital por no conformarse con el mínimo común denominador que garantiza el Estado?].
Este artículo de Thomas B. Edsall en el New York Times titulado La brecha de género nos lleva a lugares inesperados es especialmente revelador. Edsall habla en él de un estudio de 2016 de la Higher Education Research Institute de la Universidad de Los Angeles (UCLA) realizado entre 137.456 estudiantes de primer año de…