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Cuando un juez estadounidense decide pisotear los derechos de los trabajadores agrícolas extranjeros

Emmanuel Paul
Emmanuel Paul - Journalist/ Storyteller

No hay protección legal para los trabajadores agrícolas extranjeros en EE.UU., dictamina un juez de Kentucky.

Un tribunal federal de Kentucky ha bloqueado los esfuerzos de la administración Biden para ampliar las protecciones laborales a los trabajadores agrícolas extranjeros con visados H-2A, negando a estos trabajadores esenciales la oportunidad de hacer valer sus derechos.

El juez de distrito Danny Reeves falló en contra de la norma propuesta por el Departamento de Trabajo de EE.UU. (DOL) que habría permitido a los trabajadores agrícolas temporales sindicarse.

La sentencia, que se aplica a Kentucky, Ohio, Virginia Occidental y Alabama, pone de relieve las limitaciones legales del poder ejecutivo para alterar las leyes laborales sin la aprobación del Congreso.

El juez Reeves consideró que el reglamento del Departamento de Trabajo pretendía indebidamente conceder a los trabajadores H-2A derechos de negociación colectiva, que no les otorga la Ley Nacional de Relaciones Laborales (NLRA). Históricamente, estos derechos se han reservado a los trabajadores estadounidenses, quedando excluidos los trabajadores agrícolas extranjeros desde la creación de la NLRA.

En su opinión escrita, el juez Reeves criticó al Departamento de Trabajo por excederse en sus competencias, argumentando que la norma propuesta enmarcaba sus cambios como protecciones contra las represalias, pero concedía efectivamente derechos de sindicación sin autorización legislativa. Subrayó que cambios tan radicales requieren la acción del Congreso y no una regulación administrativa.

Los demandantes, entre los que se encontraban agricultores y fiscales generales de los estados, alegaron que la normativa impondría cargas financieras y operativas indebidas a las empresas agrícolas. El Fiscal General de Kentucky, Russell Coleman, calificó la normativa de «ilegal e innecesaria», advirtiendo de que podría interrumpir las cadenas de suministro de alimentos y aumentar los costes tanto para los agricultores como para los consumidores.

Esta decisión se une a una creciente lista de impugnaciones legales a las normas propuestas por el DOL. A principios de este año, un juez federal de Georgia bloqueó la misma normativa en 17 estados gobernados por republicanos. En ese caso, la juez Lisa Wood también dictaminó que el Congreso excluía explícitamente a los trabajadores agrícolas de los derechos de sindicación de la NLRA.

Las sentencias combinadas de Kentucky y Georgia han creado un panorama normativo fragmentado. Mientras que las normas del Departamento de Trabajo siguen siendo aplicables en algunos estados, están bloqueadas en otros, lo que da lugar a incoherencias en la aplicación de las protecciones H-2A en todo el país. La decisión del juez Reeves complica aún más los esfuerzos por establecer protecciones laborales uniformes para los trabajadores agrícolas temporales.

El programa de visados H-2A, que permite a los empleadores estadounidenses contratar a trabajadores extranjeros para trabajos agrícolas temporales, ha crecido significativamente en los últimos años. En el año fiscal 2022, se expidieron casi 300.000 visados H-2A, frente a menos de 60.000 una década antes. Estos trabajadores son indispensables para el sector agrícola, ya que realizan tareas que requieren mucha mano de obra, como plantar, cosechar y empacar cultivos.

A pesar de su papel vital, los trabajadores H-2A reciben una protección limitada, lo que los hace vulnerables a la explotación. Los partidarios de los cambios propuestos por el Departamento de Trabajo argumentan que los derechos de sindicación permitirían a estos trabajadores negociar mejores salarios y condiciones de trabajo. Los críticos, sin embargo, sostienen que tales medidas podrían aumentar los costes y las cargas administrativas para los agricultores, poniendo potencialmente en peligro la viabilidad del programa.

Para los trabajadores agrícolas, la decisión del tribunal supone un importante revés en su búsqueda de mejores protecciones laborales. Sin el derecho a sindicarse, es probable que muchos trabajadores sigan enfrentándose a problemas como salarios bajos, malas condiciones de trabajo y recursos limitados contra las represalias del empleador.

Para los empresarios agrícolas, la sentencia alivia la preocupación por las repercusiones financieras y logísticas de la normativa propuesta. Los agricultores, en particular los que dirigen pequeñas y medianas empresas, argumentaban que los cambios habrían impuesto una presión indebida sobre sus operaciones.

Las asociaciones de agricultores de Kentucky acogieron con satisfacción la sentencia del juez Reeves como una salvaguarda para la industria agrícola. Un agricultor expresó su alivio, señalando que las normas propuestas podrían haber dificultado que muchas explotaciones siguieran funcionando.

Los esfuerzos de la administración Biden por ampliar las protecciones a los trabajadores H-2A reflejan iniciativas más amplias para abordar las desigualdades en el mercado laboral estadounidense. Sin embargo, estas sentencias judiciales ponen de relieve los retos que plantea la aplicación de tales cambios a través de medidas administrativas.

Mientras continúa la batalla legal, el gobierno federal puede apelar las sentencias o buscar soluciones alternativas para abordar la cuestión. Mientras tanto, la aplicación fragmentada de las normas del DOL crea incertidumbre tanto para los trabajadores como para los empleadores que navegan por las complejidades del sistema de trabajo agrícola.

La decisión del juez Reeves plantea importantes cuestiones sobre el papel del Congreso en la configuración de la política laboral para los trabajadores extranjeros. Aunque las intenciones de la Administración pretenden remediar las disparidades existentes desde hace tiempo, los tribunales han subrayado la necesidad de claridad legislativa en estas cuestiones.

La sentencia de Kentucky, junto con decisiones similares en otros estados, ilustra la tensión existente entre la autoridad ejecutiva y la legislativa en el ámbito de los derechos laborales. Para los trabajadores inmigrantes y el sector agrícola, el resultado de este litigio tendrá implicaciones duraderas para el futuro del programa H-2A.

Este texto se basa en información del Latin Times y otras fuentes.