El conflicto bélico provocó reacciones en todos los ámbitos. El deporte no es ajeno. Primero, el ruego por la paz, que comparte buena parte del mundo. Más tarde, la respuesta múltiple, con énfasis en Rusia. Ya nada será igual, en el calendario internacional deportivo y en la aguda reflexión de algunas figuras.
Hay dos ejes centrales. El cambio de la sede de la final de la Champions League y la cancelación del Gran Premio de Rusia de Fórmula 1. Más allá del impacto de esas dos lógicas decisiones, en las últimas 24 horas hubo gestos, palabras y determinaciones que siguieron el mismo camino. Por ejemplo, la simbólica imagen de los ensayos en los que Haas se quitó los colores de Rusia, el ruego de Rafael Nadal, el pedido de Daniil Medvedev, el nuevo número mundial justo en estas horas, la rúbrica del “no a la guerra, por favor” de Andrey Rublev, al firmar la cámara de TV…
Es que los deportistas rusos juegan en una encrucijada. De modo literal, Rusia puede ser expulsado del deporte mundial. Y del otro lado, de Ucrania, múltiples historias de un país matizado por el deporte. Un ejemplo, la reacción de los hermanos Klitchskho. Vitali es el alcalde de Kiev y Wladimir se alistó en el ejército…
Lo más impactante fue que la UEFA dejó a Rusia sin la final de la Champions, que ahora se disputará en París. Es el partido más importante del fútbol mundial, solo por debajo de una final de Mundial. Muy por arriba de una final de Libertadores, por ejemplo. El fútbol europeo lanzó este viernes su batería de sanciones contra Rusia, al día siguiente del ataque del ejército ruso a Ucrania: la UEFA retiró a San Petersburgo la organización de la final de la Liga de Campeones, prevista para el 28 de mayo, trasladada al Stade de France de París.
Poco más de…