Desde hace por lo menos un cuarto de siglo el escritor y diplomático mexicano Andrés Ordóñez ha sido una de las voces más reflexivas, críticas y propositivas de la manera en que en México se concibe, ejecuta –y en muchos sentidos se desperdicia– nuestra diplomacia cultural.

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En 2003 conocí al mismo tiempo su muy documentado libro Devoradores de ciudades, cuatro intelectuales en la diplomacia mexicana (Ed. Cal y Arena), y su liderazgo al frente de la Unidad de Asuntos Culturales de la cancillería mexicana, cuando me desempeñaba como agregado cultural…